Fervor puntano - de Alberto Rodríguez Saá

Friday, November 25, 2005

[La lujuria. La pureza.]

Hoy, viernes, decreté asueto municipal a las doce del mediodía. Mientras miraba las calles desiertas (la gente en las plazas, quizás, celebrando picnics, mimándose, sobre manteles escoceses), garabateé esta letrilla satírica que espero les alegre el weekend.

Lisonjas atraen lisonjas
Escarceos, escarceos,
y a los tiernos sonroseos
(que espantan frailes y monjas)
cede el hombre hasta en las Lonjas.
¡Y así avanza la centuria...
la lujuria!

Paradójicos embudes
Zenón fijó en la saeta,
que tras la eleática meta
Va (con sus vicisitudes).
La abstinencia y las virtudes
son la diana... ¡Qué proeza
La pureza!

Fidalgos, Goris, Chunchunas,
Mazzocos y Calabroes,
Vénuses que en sus ardores
Dan urgencias conejunas,
Siendo, las tales, gatunas.
¡Se tuerce de hiel la Curia...
la lujuria!

Ni la Utha del mormón,
ni el pozo del eremita
(dos sitios en los que habita
la rosada contrición)
son norma en esta Nación,
que es el Mundo... ¡Vana empresa
La pureza!

Fértil en sus humedades
y en el adánico impulso,
nuestra materia y su pulso
buscan las concavidades.
Voluptuosas necedades...
¡Qué ciega, qué humana injuria
La lujuria!

Pierda mi perfil su gala,
mas no mi pelvis su antojo;
sean mis rasgos despojo,
y no mi arma débil cala
que penda a la funerala
(que es el morir...) ¡Qué tristeza
La pureza!

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