Fervor puntano - de Alberto Rodríguez Saá

Thursday, January 25, 2007

Big Bro















Al ademán severo dan humano
reverso; a la desidia, esparcimiento,
ásperas rentas al patrón sediento,
y alones al caudal de Quintiliano.

De las horas sombrías del desgano
manan las llamas del entendimiento;
y el resuelto frisón del pensamiento
echan a andar a paso soberano.

Ajenos son al Orbe que rodea;
y ajenos al Leteo, y a sus fuentes:
al crespón, al gusano y a la tea.

Oh, veintena de tórridos valientes
(gesellinas quimeras de Guinea)…
¿Difuntos? Puede ser. ¡Mas nunca ausentes!

Suelta, Faetón, la brida lazarina













Suelta, Faetón, la brida lazarina;
templa el équido tranco de la hacienda:
ya tu estirpe amarilla, en la contienda,
domó la potestad de la pecina.

Combaten los luceros su doctrina
(¡y arden en celo adusto!): no es Leyenda
quien se anega en la pálida trastienda
de Su heliádica luz adamantina.

Etérea cunde por el ancho espacio,
lloran Este y Oeste sus esperas:
Barrio Parque, Bal Harbour, José Ignacio.

Visten igual sus curvas lisonjeras
la blanca gala del visón reacio
o la rústica croma de las fieras.

Tuesday, January 17, 2006

La losa funeraria que cubría

Querido Mariano,

Podría llorar durante horas. (La Audiencia, una vez más, yerra en sus maquinaciones y en sus procedimientos.) Tomo, en cambio, el camino de la acción: te doy un apoyo simbólico (estos catorce míseros endecasílabos) y otro tangible: mi cuerpo de letrados está a tu entera disposición para apelar este atropello de lesa honradez deportiva.


La losa funeraria que cubría
de Lázaro los restos, en Betania,
Volvió al polvo, y con ella la Guadaña
(malherida, ante el Hijo, en su porfía).

De tal modo, Mariano, tu cuantía
tornará como el Fénix. La cizaña
leguleya no acude a tu campaña,
sí a la bajeza de la Auditoría.

Exento no te he visto de grandeza,
en tu gesta naranja y parisina,
gladiador de la zurda y la sorpresa.

¿Qué de ti quedará tras la neblina
de la implacable y negra noche espesa?
Tu incunable revés, no epinefrina.

Thursday, January 12, 2006


¡Lo sé! Ensayabas, Dios, ante el lonero

Lamento esta larga ausencia de mis obligaciones como blogger-master. Distintas cuestiones ocuparon mi agenda estas semanas: estuve en Chile (como contralor externo para las elecciones), en Arabia Saudita (como parte de los Cascos Blancos, asistiendo al hermano musulmán durante la estampida humana en La Meca), en Australia (viendo unos fragmentos olvidables del torneo exhibición Kooyong Classic), en Karlovy Vary (buscando algo de asistencia intelectual para el festival de cine que tengo intenciones de organizar este año en San Luis) y en Mar del Plata (acompañando a Amor-Amor a uno de los almuerzos televisados de Mirtha Legrand). Fascinado (¡mesmerizado!) por esta impecable conductora (historia viva del jet set artístico), y luego de ver uno de los óleos que adornaban su pequeño camerino –un Parmigianino original (¡mi manierista predilecto!)–, durante uno de los cortes comerciales tracé, en una servilleta de papel, estas líneas. Espero que rescaten algún verso feliz.

¡Lo sé! Ensayabas, Dios, ante el lonero
de Tarso al emerger, vociferante;
no más que un tibio introito murmurante
para Villa Cañás, aquel febrero.

¿Habrás brotado en llama, en aguacero?
¿O en concéntricos Cielos, como en Dante?
¿Colmó tu Luz los flancos del Levante,
o encegueció el ocaso del arriero?

Envistiote el Señor, Rosa María,
con el jocundo encanto de las flores,
mas no con su volátil lozanía.

Se perderán mis fechas, mis honores;
tú reinarás, perenne envidia mía,
suprema domadora de verdores.

Tuesday, December 27, 2005

Forrad de asbesto los viriles fosos

A qué negarlo, el método de la tensión dinámica funciona mejor que cualquiera de las vistosas disciplinas de moda, mejor que cualquier calistenia decimonónica, mejor que cualquier burdo Pilates, mejor que cualquier gadget comprado telefónicamente en Sprayette. En dos días de práctica intensiva, ya he notado avances sustanciales en el anchor, el grosor y el fulgor de mis músculos principales.
Impresionado por la perfección física y por la vida de Charles Siciliano Atlas (por sus proezas, por su historia de self-made man, por su brumoso pasado de alfeñique de 44 kilos), redacto como en un trance este soneto que celebra la cariñosa amistad entre dos hombres, entre un semi-dios y su terrena y contemplativa sombra.

Forrad de asbesto los viriles fosos
De mi prudente corazón; ¡cal viva
regad en mis pupilas!: no perciba
mi tenue ser tus pechos luminosos.

El Orbe alzado, y tras de sí rocosos
deltoides ondulados, la furtiva
quimérica rodilla ejecutiva
y el candor de tus glúteos sediciosos.

Quizás por vecindad Vulcano pudo
copiar la forma, en tus abdominales,
que el Pélida blandía en el escudo.

Herido y muerto soy por tus puñales
de masculino amor, mi dios desnudo,
mi Adonis de los astros siderales.

Monday, December 26, 2005

Merry xmas

Aprovechando la quietud exánime del 25, Palombeta me introduce en un universo que (caramba) no conocía: la tensión dinámica de Charles Atlas, culturista natural de la américa profunda. O, como su agente de mercadotecnía prefería decir: "El hombre más perfectamente desarrollado del mundo".

Friday, December 23, 2005

Asueto del 23

Hoy estuvimos todo el día escuchando Belle & Sebastian. Por momentos lloramos de alegría.

Thursday, December 22, 2005

Tomá lo bueno

Por un momento casi me dejo timar por mi asesor de festividades veraniegas y contrato un odioso ventrílocuo y una banda de estridente folklore cuyano para la celebración oficial navideña. Por suerte Cucuruchi me hizo entrar en razones: en dos patadas montamos mi propio home-theater en la plaza de armas, esperamos a que se aplacara la última luz de la tarde, dispusimos esterillas y reposeras, y proyectamos –de mi videoteca personal– la obra cúlmine de Jonas Mekas, “As I Was Moving Ahead Occasionally I Saw Brief Glimpses of Beauty”, 320 minutos de hipnótica epifanía documental. El título solo amerita la canonización de este emigrado lituano. Creo que hice historia como funcionario público.