Fervor puntano - de Alberto Rodríguez Saá

Friday, December 16, 2005

¿Es un solo?

Esta mañana, agotados luego de una noche de proezas sexuales más cercanas al Cirque Du Soleil que a la pasión madura y sensata de dos personas de nuestra edad, no tuvimos más opción que remolonear en la cama hasta cerca de las doce. En ese lúdico retozo, haciendo un poco de zapping entre el programa de Guinzburg, las clases de calistenia de Catherine Fulop y los aspaventosos anuncios del gobierno nacional, discutimos con Palombeta acerca de cuál sería la canción perfecta para mi eventual campaña 2007. Habiendo eliminado “Macarena” (la usó Clinton), “Marina-Marina” (¿de qué habla ese tema?) y “La felicidad” (Ramón jamás me cedería los derechos), nos decidimos por “Don”, de la banda pop/dance multi-target Miranda! (Tienes el don de curar este mal, bidup, bidup...)
Cucuruchi, que maneja la PC mucho mejor que yo, aprovechó la volteada y bajó del Kazaa todo el disco, más un par de rarezas para nuestra colección. Bailamos hasta la hora de almorzar.
Durante la comida, enardecidos, y en una muestra más de nuestra conexión cósmica, escribimos un cadáver exquisito que terminó (casi sin mediar correcciones posteriores) en este soneto dedicado a Lolo, el guitarrista (¿y alma máter?) de este exitoso grupo (cuyo nombre espero homenajee al personaje de La Tempestad, de Shakespeare, y no al mítico actor de nombre Osvaldo).


Musageta, te han dado las esferas
celestiales heroicas perfecciones
Terpsícore se agita en tus caderas
¡Y Niño Amor juega en tus diapasones!

Tu siniestra, las ninfas colmeneras
dotaron de alharaca; en los rincones
del Olimpo tus cuerdas romanceras
consiguen, uno a uno, sus blasones.

Los flautines de Euterpe, los locuaces
atributos de Clío, el son de Erato...
nada envidies: renace en tus compases,

con balsámico ardor de mitridato,
la lira que Apolón pulsó en tenaces
y armónicos acordes de arrebato.

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